viernes, 12 de noviembre de 2010

Comentario al texto de Alfred Stern: La Filosofía de la Historia y el problema de los valores. Ed. Eudeba. Argentina. 1963. pp. 116 – 136

<<escrito realizado como reporte de lectura o tarea de la clase de AXIOLOGÍA, 10o SEMESTRE (2009)>>



El texto de Alfred Stern, realiza un esbozo histórico (p. 116), para situarnos en el contexto de la pregunta que se hace el hombre, (y que todos nos deberíamos hacer de alguna manera): “[…] El individuo se halla frente a un mundo cuyos elemen­tos físicos y mentales se encuentran en un estado de desigual­dad de rango. Al referirse a esta desigualdad, el hombre habla de "valores". Otro individuo, enfrentado también con este mundo, concebirá de distinta manera la desigualdad de jerarquías entre los mismos elementos; como consecuen­cia, tendrá un mundo de valores diferente. Las jerarquías de las cosas y las ideas que los hombres conciben están ínti­mamente ligadas a sus acciones.”(p. 117.). A lo cual yo agregaría que tendríamos mejor por valor primario para evitar la temeraria palabra de “principio” frente al otro que puede ser diferente o desemejante y no solo en cuanto jerarquías axiológicas o axionómicas (si el término lo permite expresar) y el orden de los mismos valores puede ser diametralmente opuesto, con todo ello el límite o franja entre unos y otros, por lo tanto debe de ser el mismo individuo, pero en un “segundo“ momento generalizarlo arbitrariamente es decir el concepto de hombre, de individuo, de persona, tomando en cuenta la primera proposición de diferenciación particular, para poder llegar ahora si a un concepto abstractamente hablando que sea lo más positivo posible en aras de establecer las reglas mínimas dialogantes (Jürgen Habermas, teoría de la acción comunicativa) y el “tercer momento” o jerarquía axial para luego constituirse en axiología y axionomia, será la de establecer comunitariamente, socialmente, una revisión continua sobre estos dos momentos que hemos mencionado anteriormente, debemos aclarar que lo social no se reduce solo a una categoría fenomenológica, es decir no solo como una mera concepción abstracta sino y entendiendo a lo social como una democracia activa y participativa en la que se tome en cuenta el logos particular de cada persona (pp. 118 - 119). Ahora bien el decurso de la historia ha significado para la cultura un progreso lento y a veces apresurado, en el cual se han ido estableciendo las leyes producto de las mentes de los legisladores de cada Estado del Mundo Actual, nos refiere Stern: “[…] Evidentemente, la norma postulada es a su vez un valor. Si llamamos a las normas "valores de primer grado", enton­ces los valores para los cuales ellas sirven de patrones pueden denominarse "valores de segundo grado". Uno de los proble­mas esenciales de la filosofía de los valores es, a mi juicio, el de determinar el origen de las normas que sirven de patrones para los valores de segundo grado. ¿Surgen históricamente o son transhistóricos? Más adelante intentaremos resolver esta cuestión.”(p. 120) a lo cual nosotros comentamos lo siguiente: las normas y los valores es un binomio o si se le quiere llamar así un dualismo que se encuentra determinado ontológicamente en el hombre, es entonces que efectivamente si el hombre ha tenido una historia en el mundo pues efectivamente los valores y normas surgieron en el momento determinado para problemas específicamente delimitados para la situación que vivieron, sería ocioso y tal vez hasta disparatado, puede ser, ya que legislar y filosofar sobre los valores del futuro (Kant, met. de las costumbres), tal vez incluso sea hasta necesario, pero más allá de tiempos pasados y futuros estaba en ellos el presente histórico, y puede ser que mas de alguno fundamentase o intentara fundamentar en un bien trascendente fincando en lo más sólido que un legislador ilustrado y culto junto a una ciudadanía cosmopolita pudieran aspirar hacia un progreso continuo, pero como hemos dicho anteriormente para avanzar no es solo dictaminar en la “novedad” de ahí lo transhistorico, porque ¿de qué sirve legislar leyes y pensar acerca de los valores, si el día de mañana pudiera alguien hacerse del poder y derogarla?, puede y deben modificarse las constituciones del mundo en aras de un progreso común mas nunca individual, pero si del individuo como sustancialidad del Estado., pero de un Estado Actual acorde a las diferencias, desemejanzas pero también similitudes, que casi siempre serán a nuestro juicio de calidad de vida, es decir, económicas, y eh aquí que ahora el problema axiológico se decanta en político. Por otra parte, Stern, nos habla de los valores o actitudes que tiene la ciencia en la historia: “[…] Desde los días de la Grecia antigua, muchos pensadores han comprendido que existen algunas diferencias básicas entre la ciencia natural y la historia. Aristóteles distinguió entre la ciencia que analiza las constantes y la una especie de fronesis; una especie de sabiduría práctica que se interesa por los elementos contin­gentes de la vida y la historia. El Estagirita consideraba a la historia como una masa de documentos, en contraposición a las ciencias, ocupadas en explicar y sistematizar.”(p. 121). Llama poderosamente mi atención que el texto a partir de esta página hasta la 136, se pone a debatir diversas posturas científicas, políticas, y corrientes filosóficas, ideologías, etc…. Y que bueno porque la labor de un humanista es debatirlas de acuerdo a “sus valores” o “principios” con todo ello Stern, hace gala de un encomiable saber que viene desde la época clásica hasta la marxista y más allá de esta, a nuestro juicio el texto se pierde un poco del tema en esas páginas, con el respeto que nos merece tal odisea académica es también deber nuestro que casi muy poco se habla de la naturaleza, si se llega hablar de las ciencias naturaleza, de la biología, etc…, pero en sí de la naturaleza bien poco, y no hablamos aquí en el sentido espinosista, o desde un punto de vista científico, sino desde el punto de vista de la physis griega, y de la que ya Lucrecio hablaba en su poema de rerum natura, a lo que me refiero es simple, existen unas leyes ciertamente naturaleza, pero también hay unos principios naturales es decir la propia naturaleza tiene su modo de regularse, podríamos aprender de ella en cambio al contrario la intentamos dominar racionalmente y mecánicamente pensando en que si la modificamos no habrá regresiones de corte catastrófico, de ahí que estemos viviendo unos espantosos días de calor en el mundo nunca antes pre-vistos, porque los valores de quienes generaron la riqueza en la época de la revolución industrial hasta ahora aparentemente fincaban solo sus propósitos en hacer oro, y no en cuidar del clima, de la fauna, de los bosques, y de los animales, por ello digo que es necesario volver a repensar nuestras planteamientos axiológicos, y esto vale para la ciencia, para la filosofía, para la religión, para la política, y finalmente en última instancia para el hombre.

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